UNIONE
18 de agosto de 1291
Archivo Histórico Nacional. San Juan. Cajón Toledo. Número: 1
El papa Nicolás IV, elegido el día 22 de febrero del año 1288, y muerto el día 4 de abril de 1292, fue el autor de esta sexta bula donde reitera su deseo de que la orden del Templo y la de san Juan de Jerusalén se fundan en una sola, ya que esta era la aspiración popular de todos los cristianos del mundo. Como nota curiosa diremos que este fue el primer Pontífice que fue elegido de entre la orden de los franciscanos.
Decimos aquí que este Pontífice reitera su deseo de unión de las dos órdenes mencionadas, porque, como él mismo dice, fue un tema tratado en el Concilio de Lyón. Siendo, desde entonces, deseo de casi todos los reyes de la cristiandad que estas dos órdenes fueran unificadas en una.
Nicolás, obispo, siervo de los siervos de Dios, al venerable hermano Gonzalo, Arzobispo de Toledo, salud y bendición apostólica.
No juzgamos apropiado contarte por las presentes las muy duras y amargas condiciones que una fuerza hostil ha infligido a Tierra santa, como ya con gran dolor te hemos referido recientemente y como ponemos ante tu prudente consideración por otras cartas nuestras. Así pues, tratando con toda diligencia acerca de las posibles vías de recuperación de la Tierra santa de las manos impías y deseando, para honor y gloria del Nombre divino, que, una vez recuperada, se conserve de modo estable, hemos indagado diversos caminos y modos posibles para que nuestro propósito en esta materia llegue a su cumplimiento.
Por tanto, siendo sentencia de los más prudentes e incluso clamor común que, por nuestra autoridad apostólica reduzcamos a los amados hijos, los Hermanos del Hospital de San Juan y a los de la Orden Militar del Templo de Jerusalén, a la unidad de una sola Orden o a la unión de la religión, a fin de que puedan proseguir su cometido de modo más eficaz, tendiendo de modo uniforme al mismo objetivo y unidos con el vínculo de la caridad y de la paz sobre cuya unidad ya se hizo especial mención y deliberación en tiempos del Concilio de Lyón; queremos, pues, y te mandamos por medio de las cartas apostólicas a ti enviadas, que, juntamente con tus obispos sufragáneos y en concilio provincial, que queremos celebres, como te lo ordenamos por otras cartas nuestras, que, una vez tenida la deliberación sobre este asunto, a la mayor brevedad posible nos comuniques cuanto hayas acordado sobre ello con tus sufragáneos, y que nos lo expreses con total fidelidad y por su orden, por medio de tus cartas, dentro de la serie de estos asuntos, y avaladas con tu propio sello.
Dado en Orvieto, a 17 de agosto, cuarto año de nuestro Pontificado.