EL SEPULCRO DE LOS REYES CATÓLICOS

 

Los reyes católicos, Isabel y Fernando, marcan uno de los momentos más gloriosos, no solo de la historia de España, sino de la historia del mundo. El reinado de estos dos monarcas que por su matrimonio trajo consigo la unión definitiva de Aragón y Castilla, bajo un mismo cetro, tiene dos puntos culminantes: uno es la expulsión definitiva de pueblo musulmán, azote solar hispano durante varios siglos; y el otro, el descubrimiento de América, gracias a la confianza que puso la reina en el intrépido navegante Cristóbal Colón, desoyendo las intrigas de las camarillas cortesanas y con la mayoría de la opinión en contra.

Incrustada en los muros de la catedral de Granada hay una capilla que llaman de los reyes, que fue fundado por don Fernando y doña Isabel en el año 1504, y construida por el arquitecto Enrique Egas, con la ayuda de sus colegas Juan Gil de Hontañón, Juan de Badajoz y Lorenzo Vázquez.

La capilla es enteramente gótica y todo su ornato consiste en una cinta de letras doradas que corre a manera de friso bajo el arranque de sus arcos con una hermosa inscripción que dice así: “Esta capilla mandaron fundar los muy católicos Fernando e Isabel, Rey y Reina de las Españas, de Nápoles, de Sicilia, de Jerusalén; conquistaron este reino y lo redujeron a nuestra fe. Ganaron las islas Canarias y las Indias, y las ciudades de Orán, Trípoli y Burgía, destruyeron la herejía y echaron a los moros y judíos de estos reinos, y reformaron las religiones. Finó la reina martes a XXVI de noviembre de MDIV. Finó el rey miércoles a XXIII de enero de MDXVI. Acabose esta obra año de MDXVII”.

En el centro de la mencionada capilla, se encuentra el mausoleo de los reyes católicos. Este mausoleo es una obra de arte y está lleno de belleza. En él destaca la delicadeza y corrección de los rasgos de las regias figuras de una manera admirable. Está suntuosamente adornado con elegantes figuras finamente talladas. Fue construido por el escultor italiano Doménico Fancellí (1469-1519), y en su parte central, en medio de las esculturas yacentes de don Fernando y doña Isabel, se ve un epitafio custodiado por dos ángeles, cuya inscripción dice lo siguiente: “MAHUMETHICAE SECTAE PROSTRATORES. ET HAERETICAE PERVICACIAE EXTINCTORES. FERDINANDUS ARAGONUM: HELISABETHA CASTELLAE. VIR ET AUXOR: UNANIMES CATHOLICI APPELLATI MARMOREO CLAUDUNTUR HOC TUMULO”. Cuya traducción es la siguiente: “Asoladores de la secta mahometana y exterminadores del herético fanatismo, Fernando de Aragón e Isabel de Catilla, marido y esposa unánimes, llamados los católicos, están enterrados bajo este túmulo de mármol”.

Bajo dicho mausoleo, se encuentra la cripta donde hay cinco féretros de plomo: los dos del centro pertenecen a doña Isabel y don Fernando; los dos de la derecha son los féretros de doña Juana y don Felipe, y en la parte de la izquierda, el del príncipe de Asturias don Miguel. Al fondo, un mueble sobre el cual descansan la corona, el cetro, el misal manuscrito que llevaron consigo durante la campaña, los ornamentos sagrados que bordó a mano la misma reina y la espada con que gobernaron y extendieron el reino.

Sobre el mueble, presidiendo la cripta y colgada en la pared, se halla una humilde y solitaria cruz.