Igual que otros coleccionan sellos o monedas, a mí me
dio por coleccionar documentos antiguos desde que tenía doce años.
Una de las muchas satisfacciones
de que gozamos los que coleccionamos algo es manosear, clasificar, leer, releer,
descubrir..., en estos actos, casi eucarísticos por el influjo que encierran,
encuentra el coleccionista una satisfacción inenarrable y bienhechora que lo
eleva por encima de los dolores y dilemas de la vida cotidiana, porque el corazón
derrama la vida en aquellas cosas que ama.
En una de estas clasificaciones,
encuentro hoy un documento que está fechado en el año 1914. Es una hoja
publicada por el Negociado de Información de la Secretaría de Agricultura,
Comercio y Trabajo de la República Cubana, en la que se consignan los
siguientes datos, haciendo constar que en aquellos tiempos la población cubana
ascendía a 2.500.000 habitantes:
«El Comercio de exportación durante el año fiscal que terminó en
junio de 1913, fue de 165 millones de pesos y el de importación de 134
millones.
»Hay en la isla 2.360 millas de líneas ferroviarias y 20 de
ferrocarriles eléctricos. Además, 1.246 millas de caminos reales y calzadas
muy bien sombreadas.
»La zafra (cosecha) desde 1913 a 1914 ha producido, en números
redondos, 2.600.000 toneladas de azúcar, y la venidera se estima en 2.660.000,
o sea, 60 mil toneladas más.
»La industria azucarera de Cuba depende en primer término de los Estados
Unidos, que necesita toda la producción cubana y aún no tiene suficiente
para su consumo anual, calculando en que habrá que producir cuatro millones de
toneladas más al año para poder abastecer a los Estados Unidos en su
totalidad.
»Según datos estadísticos oficiales, en el año 1913 llegaron a
Cuba 36 mil inmigrantes españoles, de los que 26.047 tenían oficio
conocido y 24.998 sabían leer y escribir, dato muy curioso éste si se tiene en
cuenta que 3.271 de estos inmigrantes son menores de catorce años...»
La revolución de Castro y su
acercamiento a la U.R.S.S., terminaron con el bienestar cubano, en parte porque
esta acción rompía con su mayor consumidor, y en parte porque pasó, de la
noche a la mañana, de un estado que mantenía la propiedad privada como un
derecho absoluto e inviolable del individuo, a un sistema que proclamaba la
necesidad de abolir la propiedad privada que engendra diversas formas de
totalitarismo político y económico con el consiguiente ahogo de la libertad y
opresión de la persona humana.
Castro se equivocó, pero como
el sistema de gobierno que acababa de implantar constituida un privilegio para
el Estado, nunca dio marcha atrás. El Pueblo puede que haya pasado penalidades,
pero él nunca las pasó. Quizás alguien pueda decir que sacó a su Pueblo del
influjo americano, y tenga razón si lo dice, pero no es menos cierto que lo
puso bajo influjo ruso. O sea, que como decimos por aquí, salió de Málaga
para meterse en Malagón, y con semejantes argumentos, no podemos ir diciendo
por ahí que dimos libertad al Pueblo, porque la libertad es bien común de
todos los hombres y no de uno solo.