EL
REY LOBO
Nacido en Peñíscola en el año 1124 y muerto
en Murcia el día 28 de marzo de 1172.
Muḥammad
ibn Sa‘d ibn Mardanīš, más conocido como “el Rey Lobo”, convirtió
la antigua provincia de Tudmir en un estado independiente entre 1147 y 1172,
siendo la ciudad de Mursiyya su capital. El territorio de Tudmir vivió uno de
sus momentos de mayor desarrollo cultural y la ciudad de Mursiyya se convirtió
en una de las más importantes urbes del Occidente musulmán. Consiguió
englobar un extenso territorio que incluía amplias zonas del Levante y Andalucía
y frenar el avance de los almohades, presentes en la península Ibérica desde
mediados del siglo XII. Estuvo reinando este vasto territorio desde el año 1147
hasta su muerte…
Este Rey árabe fue un dirigente muy diplomático.
Por un lado, se aliaba con los reyes cristianos, y por otro ayudaba en secreto a
los soberanos árabes. Tanto fue así, que por varios documentos que hemos
investigado sabemos que el rey Lobo era amigo de regalar ciudades enteras a los
cristianos con el fin de hacer amigos entre ellos. Uno de estos documentos, por
poner un ejemplo, es el que se encuentra en el Archivo Diocesano del Obispado de
Orihuela-Alicante, con la siguiente notación: Orígenes del Cristianismo en
Orihuela. Doc. 45. Fol. 12-20. Dice así:
«...que don Pedro Ruiz de Azagra ricohombre de
Orihuela, había conseguido de su amigo el rey Lobo de Murcia, la ciudad de
Albarracín, y que allí fundó un señorío que independizó totalmente de los
reinos de Castilla y de Aragón...»
El rey Lobo,
contrariamente a lo que se ha venido diciendo, aunque tenía el cuartel general
en el castillo de Monteagudo en Murcia, no vivía en él. Residía en el
conocido «Palacio del Castillejo de Monteagudo». Hecho este que ha dado pie a
una leyenda que nos asegura que, desde el castillo de Monteagudo hasta el
mencionado Palacio, existía un túnel secreto que unía catillo y Palacio. La
leyenda dice que el túnel había sido creado por iniciativa de este rey para
que algunos vasallos de confianza le pudiesen llevar bellas doncellas de la
ciudad de Murcia a las cuales él ya les había echado el ojo. Sus sirvientes
las raptaban y, desde el castillo de Monteagudo, se las llevaban a través del túnel.
Allí en el palacio, celebraba grandes fiestas y disfrutaba de las nuevas
doncellas que habían sido secuestradas por sus fieles y llevadas allí por la
fuerza.
Dicen que era muy
mujeriego, y que, para abusar de estas jóvenes, hacía grandes fiestas donde
todo eran mujeres, donde no faltaba la bebida ni la droga. Y que incluso la
banda de música estaba compuesta por mujeres.
No hay en Murcia ni una sola persona que no haya escuchado o al menos oído
historias que mencionan los pasadizos que unen la ciudad con el castillo.
Incluso hay quienes juran que algún antepasado penetró en ellos. Sin embargo,
las campañas de excavaciones arqueológicas que hasta el momento se han
desarrollado no parece que estén muy de acuerdo con estas creencias y
afirmaciones. En el primer trabajo arqueológico, en virtud de un convenio
suscrito entre el Ministerio de Cultura y el Instituto Nacional de Empleo.
Dirigido por el arqueólogo Julio Navarro, en el año 1983, solamente se encontró,
junto al solar de lo que fue Casa de Ejercicios un «agujero sin fondo», de
esos que tiras una piedra y no la oyes tocar fondo, que fue bautizado con el
nombre de «Sima del Infierno». Su función era la de «mortaja y tumba». Los
condenados a muerte eran echados allí… Conseguido el fin, hoy nada se sabe
del descanso eterno de las víctimas allí ajusticiadas. Pero lo que sí podemos
afirmar es que, en las dos excavaciones arqueológicas que hasta el momento se
han efectuado, la primera en el año 1983 y la segunda en 1984, no se ha
encontrado ningún pasadizo secreto.
Este Rey, como ya se ha dio anteriormente, fingió ser amigo de todos los
reyes hispánicos, mientras que, sin que estos se enterasen, pasaba información
a las fuerzas del imperio almohade, imperio este que fue la
agrupación de beréberes más importante del Occidente musulmán en la Edad
Media.
Desde la muerte de don Alfonso I de Aragón, los
templarios que estaban afincados por los diversos lugares del reino, estuvieron
hostigando y guerreando muy duramente contra las milicias del rey Lobo. Tanto lo
incomodaron y tantas bajas lograron crear entre sus filas, que el rey Lobo no
tuvo más remedio que pedir la paz al rey Alfonso II de Aragón y Conde de
Barcelona. Tan agradecido estaba este Rey a los templarios por la gran campaña
de guerra que habían llevado a cabo contra estas tropas que, para darnos cuenta
de hasta donde llegaba su gratitud, vamos a dar a conocer una pequeña parte de
un privilegio notarial que don Alfonso II dicta como agradecimiento a los del
Templo:
Archivo del Gran Priorato de Cataluña,
Cartulario de Gardeny. Fol. 14, doc. 14.
En el nombre de Dios y por su
gracia, yo, Alfonso, por la gracia de
Dios Rey de Aragón, conde de Barcelona y de todas sus provincias, de buen ánimo
y espontánea voluntad juntamente con el consejo y voluntad de mi curia tanto
aragonesa como catalana, por medio de mí mismo y de mis padres doy, preconizo y
concedo para siempre al Señor Dios y a la bienaventurada María y a la
venerable Casa de la milicia del Templo de Salomón, y a todos los Hermanos de
la misma milicia presentes y futuros, que desde esta hora en adelante cuando yo
haga la paz con el Rey Lobo o con sus sucesores, le exigiremos que den a la
nombrada milicia y a los Hermanos de la misma milicia mil morabetinos por cada año.
Y si por parte de aquel Rey Lobo o por sus sucesores la susodicha Casa de la
milicia y los Hermanos de esta no pudieran tener los ya dichos mil morabetinos,
yo les otorgaré y concederé esos mil morabetinos por cada año que
yo y mis sucesores tengamos bajo nuestro gobierno en España o en cualquier
lugar donde mantengamos esas propiedades de España…
Hecho el documento en Jaca, en el
mes de noviembre, en el día de san Martín.
Era de MCCVII (1207), año de la encarnación del Señor: MCLXIX (1169)
Como las reuniones que tenemos son para
hablar de historia, tengamos en
cuenta de que cada vez que nos encontremos
en un documento una fecha que se refiera a la Era, tendremos que saber que este
modo particular de contar los años tiene su punto de partida el día primero de
enero del año 716 de Roma, año en que se sitúa el fin de la conquista por los
romanos, y que es, por tanto, coincidente con el año 38 antes de J.C., y, por
consiguiente, el año primero de la Era Cristiana coincide con el 39 de la Era
Hispánica; de donde se deduce que para reducir a nuestro computo un año
cualquiera expresado con arreglo a la Era, bastará restar de este la cifra 38. De ahí que para
saber la fecha exacta del documento que acabamos de traducir con arreglo a la
Era, tengamos que hacer la siguiente operación: Era: 1207, menos 38, igual a:
1169.
Respetamos
las opiniones de todos aquellos investigadores e historiadores que aseguran que
el rey Lobo no tuvo su cuartel general en la ciudad de Murcia, y más
concretamente en el castillo de Monteagudo, pero como quiera que nosotros no
afirmamos nada sin haberlo investigado antes, debemos de hacer saber que en un texto que se encuentra el Archivo Histórico
Provincial de Murcia, bajo el título de «Crónicas murcianas».
Comprendidas entre los años 1147-1172, un árabe llamado Ibn al-Jatib, quien,
al parecer, lo recoge de otro árabe llamado Abu Yapar al-Waqqashi, nos relata
la historia de un cristiano de Játiva, que siendo súbdito del rey Lobo, fue
tomado preso por ser confundido por las vestiduras que llevaba.
Dice
el escrito lo siguiente:
«Y he aquí que en ese momento pasaba el
eunuco del alcaide de Ibn Mardanish (el rey Lobo), que conducía a setenta montañeses,
vestidos con capas rústicas, y al verme de la misma forma vestido, ordenó que
me llevasen a trabajos forzados y al servicio en el castillo de Monteagudo,
durante diez días, y allí estuve sirviendo y presente durante los diez días,
aunque lloraba y me quejaba al alcaide, hasta que tuvo compasión de mí y me
soltó».
La iglesia de
Santa Catalina está construida sobre lo que en otro tiempo fue una mezquita islámica
con minarete para convocar a los fieles, en cuyo alrededor se hallaba un
cementerio árabe. Minarete y alrededores fueron donados por el rey don Alfonso
X a los de la Orden del Temple en el año 1266, en pago a los valiosos servicios
que estos le habían prestado ayudándole a sofocar una revuelta producida en la
ciudad.
En las inmediaciones de esta iglesia, mediante unos trabajos arqueológicos
que se llevaron a cabo en el siglo XIX, se encontró una losa funeraria que
pertenecía a la mujer del rey Lobo Ibn Mardanish. Es un epígrafe funerario de
750 mm de altura, 444 mm de longitud y 63 mm de anchura, que se encuentra en el
Museo de Santa Clara de Murcia.
Una vez
traducida podemos leer lo siguiente:
HORIZONTALMENTE: «Sabe lo que hay en las entrañas y no sabe nadie las vigilias que le
esperan ni sabe nadie en qué lugar de la tierra ha de morir, porque Alá es
sabio en toda suerte de misterios. Este es el sepulcro de Al-Fadilat, hija del
alguacil hijo del Caid ilustre y guerrero Abu Obsman, esposa de Sad-ben-Mardanish-Mohammad».
VERTICALMENTE: «Falleció en el año quinientos cincuenta y siete».
Este año, o sea, el año 557 en que según la losa falleció la
esposa del Rey Lobo, se refiere al CALENDARIO musulmán o Hégira.
Si nos encontramos en la necesidad de saber cuál fue el año del CALENDARIO
cristiano en que murió la esposa del Rey Lobo, tendremos que recurrir a una de
las muchas fórmulas que actualmente se usan.
El CALENDARIO musulmán comienza en el año 622 en que Mahoma tuvo que
huir de la ciudad de La Meca hacia Medina por ser perseguido por sus enemigos.
Acto que se conoce como (Hégira).
Hay numerosas tablas de conversión del año musulmán al cristiano y viceversa.
Por la
mencionada losa funeraria podemos saber exactamente que la esposa del rey Lobo
murió en Murcia y que fue enterrada en un cementerio que se encontraba en las
inmediaciones de la iglesia de Santa Catalina. Sin embargo, aunque siempre se ha
sabido que el rey Lobo murió en Murcia, nadie nos ha podido decir, hasta hace
unos años, donde fue enterrado.
En la REVISTA
DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL, de fecha 5 de marzo de 2014, se nos dice que el panteón
del rey Lobo fue localizado por un equipo de arqueólogos en el Castillo de la
Asomada, sito en el Puerto de la Cadena. El encabezamiento de la noticia decía
lo siguiente:
Localizan el panteón del emir murciano Abenhud y del rey
Lobo,
El equipo de
investigación del doctor Antonio Vicente Frey Sánchez ha identificado y
localizado el Panteón de los Emires Murcianos de la segunda y tercera taifa,
según informó el propio doctor. El hallazgo se ha producido en los últimos
meses a cargo del equipo de investigación encabezado por el doctor en arqueología
e historiador Antonio Frey Sánchez.
Según palabras de Antonio
Vicente Frey Sánchez:
“hoy es un día
grande para la historia de Murcia, puesto que se ha conseguido desvelar un
interesante misterio, como el que es el destino final de los emires fallecidos
en Murcia, entre los cuales se encuentra el del rey Lobo”.