ORDEN DE JARRETIERA
La
Orden de la Jarretiera fue fundada por el Rey Eduardo III de Inglaterra con
motivos más políticos que religiosos.
La historia de cómo se creó esta Orden es la siguiente:
Hallándose el rey frente al castillo de Salisbury atacando el castillo del Rey de Escocia, venció las defensas enemigas logrando así la libertad de la condesa de Salisbury, que a la sazón estaba enferma.
Queriendo esta señora manifestar personalmente su agradecimiento al rey Eduardo, pasó a visitarle y el Rey quedó prendado de ella. Un en que Rey y señora coincidieron en un baile, estando danzando ambos, a la condesa se le cayó una liga azul, y el Rey se agachó y la recogió.
Los señores de la corte y todos los invitados interpretaron maliciosamente esta acción. Y viendo Eduardo el recelo reflejado en los ojos de sus invitados, queriendo alejar los motivos de murmuración, para que viesen la pureza de sus intenciones, tomó un aspecto muy serio, y pronunció estas palabras «Honni soit qui mal y pense», que como usted sabe, quiere decir: «Mal encuentre quien mal piense».
Hallándose un día el Rey en el castillo de Windsor, rememorando el acto que antes hemos contado, se le ocurrió fundar una Orden de Caballería cuyo nombre sería de la Jarretiera, y lo hizo en el año del Señor de 1345 bajo la protección de San Jorge mártir.
La divisa de esta Orden era una liga azul bordada de oro y pedrería, con las mismas palabras que profirió Eduardo al recogerla del suelo. La liga estaba cerrada con una hebilla de oro. Se llevaba ceñida sobre la rodilla de la pierna izquierda. Un manto violeta, y en su lado izquierdo una cruz llana de gules en campo de plata, la cruz fue cambiada por un sol radiante de oro cuando Inglaterra cambió de religión.
Cuando Jorge III subió al trono, había en la orden veinte y seis caballeros, a los que añadió algunos más.
En esta orden sólo existía la categoría de caballeros.
El Jefe Supremo de la misma era siempre el soberano de Inglaterra.