ORDEN DE LOS LIBERTADORES DE VENEZUELA

 

El general presidente de la república de Venezuela, Simón Bolívar, fundó esta orden en el año 1819, encargando al Senado que dispusiera unos estatutos para ella. Estos estatutos no se llevaron a cabo porque, poco después,  Venezuela se agitó de nuevo, y se proclamó Estado Independiente. La oposición crecía y se fortalecía en toda partes. Bolívar, enfermo y agotado, renunció a la Presidencia y marchó a la costa con el propósito de trasladarse a Europa.

 

 

LA HISTORIA DE CÓMO SE GESTÓ ESTA ORDEN ES LA SIGUIENTE.

 

En 1799 Simón Bolívar viajó por primera vez a España. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos Esteban y Pedro Palacios y del sabio Marqués de Ustáriz, su mentor intelectual, Simón perfeccionó sus conocimientos literarios y científicos (el francés, la historia, las matemáticas, etc.) y su educación de hombre de mundo con la esgrima. Allí supo y estudió las diferentes órdenes de caballería, como la orden de los Templarios y la de san Juan de Jerusalén. Más tarde conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, joven española con antepasados venezolanos, de la cual se enamoró. En la primavera de 1801, viajó a Bilbao, donde permaneció casi todo el resto del año. Hizo luego un breve recorrido por Francia que le condujo a París y Amiens, donde pudo visitar y saber más sobre la orden de los caballeros templarios, sobre todo dónde y por qué fueron quemados en la hoguera. Le encantó ese país, su cultura y su gente. En mayo de 1802, estaba de nuevo en Madrid, donde contrajo matrimonio, el día 26, con María Teresa. Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, donde llegaron en julio; pero poco duró la felicidad de Simón. María Teresa murió en enero de 1803.

 

Lleno de tristeza, Bolívar regresó a París donde a comienzos de 1806 se afilia por breve tiempo a la masonería. A fines de ese mismo año se embarca en Hamburgo en un buque neutral que toca Charleston en enero de 1807; recorre una parte de los Estados Unidos, y regresa a Venezuela a mediados del mismo año. Durante su permanencia en la República del Norte —según lo declaró más tarde— vio por primera vez en su vida el ejercicio de la «libertad racional».

 

Comienza su carrera como libertador, y es tanto lo que consigue que, a su paso por la aldea de Pucará, en el Perú, un abogado de origen incaico, José Domingo Choquehuanca, le dirigió la siguiente arenga:

 

 "Con los siglos crecerá vuestra gloria como crece la sombra cuando el sol declina".

 

Es en aquella época de máximo esplendor cuando el LIBERTADOR funda la mencionada orden con la aspiración de premiar a cuantos lucharon por la libertad bravamente o dieron su vida por ella.

 

Al día de hoy, sólo queda de esta orden un vago recuerdo, ya que su fundador nunca la vio compuesta y con caballeros de número, como hubiera sido su deseo.