ORDEN DEL ELEFANTE
Preocupado
el papa por la toma de Constantinopla, que cayó en poder de los Turcos, el día
29 de mayo del año de 1453 escribió a todos los monarcas de la Europa Cristiana
para que se coaligaran en contra de los infieles y recuperar estas estratégicas
y santas tierras.
El rey de Dinamarca, Cristiano I, partió hacia Roma con ánimo de recibir las órdenes precisas del papa.
Al llegar a Roma, el rey se dio cuenta de que la llamada del papa no había tenido mucho éxito porque eran muy pocos los reyes que habían acudido. Se dio cuenta de que estas llamadas ya no producían los mismos efectos que en siglos anteriores. Las cruzadas habían dejado de producir beneficios y tierras a los monarcas y grandes señores que acudían a ellas.
El rey Cristiano partió para Roma el día 8 de enero del año 1474. Le acompañaban ciento cincuenta caballeros, entre los cuales habían tres prelados, tres médicos y dos maestros de armas. El duque de Sajonia-Lavenburgo, el conde de Mulhigan y de Barby, y el conde de Halfenstein, que eran sus aliados, llevaban también consigo un crecido número de caballeros y soldados.
Para reconocerse entre sí, decidieron vestir todos de negro, y llevar bordado sobre su uniforme un bastón de peregrino.
El papa Sixto IV les hizo un brillante obsequio. Por orden de este, salieron a recibir a las tropas del rey Cristiano dos cardenales, que lo esperaron en un lugar conocido como Aguapendiente. La mayoría de los ciudadanos del lugar habían salido también a recibir a las tropas.
El papa, prendado de los uniformes y de los sentimientos religiosos de aquellos hombres, les colmó de valiosas dádivas, pagó sus gastos durante el tiempo en que permanecieron en los Estados Pontificios, los gastos del viaje hacia Jerusalén y, por último, confirmó una asociación fundada por el rey Cristiano en el año 1462 que era conocida como La Hermandad de la Santísima Trinidad de la Pasión de Jesucristo y de la Virgen María.
Esta Congregación, consagrada a la defensa de la religión cristiana, vino a ser el origen de la Orden del Elefante, que el propio Cristiano I instituyó en el año 1478 como recuerdo del matrimonio que efectuó su hijo el príncipe don Juan con Cristina, princesa de Sajonia. Puso la Orden bajo la protección de María Santísima, y le dio por divisa un collar de cruces patriarcales que, después de haberse convertido aquel país al Luteranismo, se permutó en otro que llevaba castillos y elefantes enlazados, de oro, que pende de otro elefante esmaltado de plata, sumado de un castillo monzonado de oro.
Es la Orden principal de Dinamarca, y solo se concede a los príncipes, senadores y nobles del reino.