Habiendo
                sido esta columna dedicada a la Asociación de Amigos de la
                Lectura, cuyo fundador es el ya mítico don Mariano Sánchez
                Gil, obligado será escribir sobre lectura, libros y lectores:
                Decía Nicolás Avellaneda, que cuando oía decir que un ser
                humano tenía el hábito de la lectura estaba predispuesto a
                pensar bien de él. La lectura es tan beneficiosa, que incluso
                las ciencias médicas y psicológicas han comenzado a estudiar
                el placer que ésta proporciona tanto en el alma como en el
                cuerpo del ser humano. Estos terapeutas clínicos dicen que la
                lectura es la suma de varias habilidades que al ser adquiridas
                voluntariamente, y no ser impuestas, favorecen la salud,
                combaten la depresión, robustecen la esperanza y alegran la
                tristeza. De ahí que Charles de Montesquiu, asegurara que nunca
                había sufrido una pena que una hora de lectura no pudiera
                remediarle. Leer
                es vivir. Cuanto más se lee más se vive, más se aprende, más
                se sueña... La lectura es el viaje de los que no pueden tomar
                el tren, es conversar con los hombres más ilustres del pasado,
                es pensar, considerar, sentir, desear... La lectura es la
                sustancia literaria que está constituida por la novela, la
                novela histórica, la novela corta y el cuento. Está
                profundamente arraigada en la vida del ser humano, y forma parte
                de ella como cómplice de sus propias experiencias y de los
                acontecimientos externos vividos por él, ya sea mediante la
                expresión oral o escrita. Ha gozado siempre entre nosotros de
                una gran popularidad y está muy enraizada en la vida de los
                pueblos. Desde la poesía épica, pasando por el relato mitológico,
                la fábula, la leyenda y, como ya hemos dicho antes, la novela,
                la novela corta y el cuento, está tan introducida y agarrada a
                nosotros, que si ella faltase nuestras vidas serían monótonas
                y aburridas. Tal vez por ello Aristóteles dijera de la lectura
                que no hay ciencia más digna de estimación que ésta; porque
                debe estimarse más la que más solaza, más instruye y más
                alegra...