En esta sociedad actual, donde
uno puede leer el periódico todos los días, pocas veces nos paramos a pensar cómo,
por qué, o de qué forma se originó el periódico. Pues bien, la historia, esa
ancianita eterna que nunca miente, dice que en la antigua Grecia la gente acudía
a los pórticos de las academias, gimnasios y baños públicos a conocer las
noticias del día. Allí se hablaba de las bodas, de las defunciones, de las
luchas de los atletas y de las últimas composiciones de los poetas. Más tarde,
en Roma, fueron las barberías y las plazas públicas los lugares de reuniones,
y allí se daban las últimas noticias. Pero viendo los gobernadores romanos el
gran afán que los hombres conservaban por saber, comenzaron a redactar la «Acta
pública», un documento que contenía la relación de los sucesos más
culminantes, y la «Acta diurna», que se fijaba en lugares públicos para que
las gentes pudieran leerla. Los comienzos de la Edad Media no señalaron ningún
progreso en este punto, antes al contrario, porque suprimieron las «Actas» y,
de esta forma, las noticias quedaron reducidas a las que circulaban por las
barberías y en las ferias de ganado, que eran una especia de mentideros donde
lo mismo podían circular noticias fiables que falsas; por ello, la gente sólo
daba crédito a las que se anunciaban desde los púlpitos de las iglesias.
Holanda, cuyo estado de adelanto sobre los otros países era muy grande, fue la
primera nación que tuvo periódico. En el año 1623 comenzaron a publicar «La
Gaceta de Amsterdam», a la que después siguieron otros periódicos que fueron
llamados «gacetas» y «correos». En España apareció el primer periódico en
el año 1661, fue llamado «Gaceta» y se publicaba mensualmente. Pero ya
metidos en el siglo XVIII, el periódico registró tanta y tan grande actividad
en España que, viendo los políticos que estas publicaciones podían constituir
un poderoso medio de propaganda, comenzaron a fundar cada partido el suyo. Y
desde entonces hasta nuestros días, como es de todos sabido, son los partidos
políticos los que manejan uno u otro periódico. La única diferencia entre los
de antes y los de ahora, es que en los de antes con sólo leer el título se podía
saber enseguida quiénes los patrocinaban; por poner un ejemplo, citaremos unos
cuantos: «El País. Diario Republicano», «El Nacional. Diario Independiente»,
«El Siglo Futuro. Diario Católico», «La Correspondencia. Diario Militar», y
así sucesivamente.