JEREZ DE LOS CABALLEROS

Ante las muchas consultas que en nuestro correo aparecen de personas que están interesadas en saber de dónde le proviene el nombre a la ciudad de «Jerez de los Caballeros», y cuál es la historia que la envuelve, hemos llegado a la conclusión de que, como casi todos los solicitantes son suscriptores de esta revista, darla a conocer en este modesto artículo que esperamos sea del gusto de todos vosotros.

La historia que rodea a la ciudad de Jerez de los Caballeros, nos referimos a la historia de la Edad Media es, tal vez, el ejemplo más representativo que ha de llevar a los estudiosos del temple a comprender la naturaleza personal de los componentes de esta mítica y controvertida Orden.

Jerez de los caballeros fue, sin duda, una villa gobernada, durante los primeros siglos de dominio musulmán, por varios monarcas musulmanes. De ahí que, en aquellos tiempos, y debido a estos gobiernos, la comarca se viera inmersa y entremezclada en diversos intereses que llevaban a los diferentes gobernantes árabes a guerrear entre ellos.

Más tarde, y debido a las incursiones cristianas que ansiaban conquistar aquel importante territorio,  los diversos reyes musulmanes hicieron un pacto de no agresión y de unirse en provecho propio. A partir de aquí, la villa de Jerez de los Caballeros se consolidó como una de las localidades mejor defendidas y más difíciles de invadir. Valuengo, La Bozana y Nora, estaban tan bien reforzadas de soldados musulmanes que no había ejercito cristiano que pudiera pasar por allí.

Pero como siempre suele ocurrir cuando un gobierno cree ser invulnerable, los musulmanes se relajaron. A través del tiempo creyeron que eran invencibles y debilitaron sus fronteras. Momento este que fue aprovechado por el rey Alfonso IX de León para emprender la conquista de Jerez de los Caballeros.

La primera noticia que tenemos de la presencia de la Orden del Temple en la ciudad de Jerez de los caballeros, aparece en el año 1230, cuando esta Orden, junto a la de Santiago, acompaña al rey Alfonso IX en la primera campaña que éste llevó a cabo para librar a dicha ciudad de las huestes musulmanas.

En 1240 los caballeros templarios vuelven a aparecer por aquellas privilegiadas tierras acompañando nuevamente al rey Alfonso IX, en una segunda campaña que se llevó a efecto para limpiar por completo la ciudad de algunos gobernadores musulmanes que se habían fortificado en sus castillos y posesiones.

Después de limpiar por completo la ciudad de Jerez de los Caballeros y someter a todos los musulmanes, el Rey dio a los Caballeros Templarios, que ganaban en número de soldados a los de la orden de Santiago, un castillo que en aquella ciudad se puede ver todavía sobre un cerro formado por un río que se llamaba entonces y se sigue llamando hoy, río ARDILLA, que se halla en la típica y afamada Sierra Morena, cerca de la provincia de Badajoz.

Durante el gobierno de esta Orden en la ciudad de Jerez de los Caballeros, esta localidad comenzó a engrandecerse y se hizo muy importante. Los Caballeros Templarios le cambiaron el nombre musulmán de «Xerixa» por el de «Xere Equitum» (Jerez de los Caballeros) para que comenzara a ser cabeza de su poderoso Bailiato.

No fue fácil esta empresa para los templarios, ya que la villa que ellos habían recibido del Rey en donación, había permanecido largos siglos bajo el gobierno de los árabes, y en sus alrededores todavía quedaban, sobre todo escondidos por la sierra, bastantes grupos de soldados musulmanes que hicieron de la plaza de Jerez de los Caballeros una villa bastante insegura. Tan insegura fue, que los templarios no tuvieron más remedio que fortificarla para proteger a sus habitantes. Esta fortificación se puede admirar todavía hoy en la ciudad de Jerez de los Caballeros. 

Hartos los  caballeros templarios de los desmanes que los musulmanes venían cometiendo contra los peregrinos, pastores, ganaderos y gente que tenía que moverse por negocios de un lugar a otro, que aparecían todos los días en las márgenes de los caminos robados y decapitados, tomaron las armas y se fueron en busca de estos salteadores que se escondían en las montañas.  A los tres días de estar buscándolos, dieron con ellos en un maravilloso valle que los musulmanes habían elegido como su residencia. Los templarios arremetieron contra ellos y, después de seis horas de lucha sin descanso, los dejaron a todos muertos. Desde entonces, los caminos y todos los alrededores de la comarca, fueron los más seguros de España. Y el valle donde esta batalla se llevó a cabo, pasó a ser conocido como «el valle de los moros muertos», y actualmente señalado como: «EL VALLE DE MATAMOROS».

Sobre el Alcázar que el rey árabe había estado habitando durante más de cinco siglos, levantaron los caballeros templarios la fortaleza desde la cual estuvieron administrando la ciudad de Jerez de los Caballeros más de 77 años.

En el año 1315, cuando la Orden del temple comenzó a ser perseguida para su extinción en España, los templarios de Jerez de los Caballeros se hicieron fuertes en el castillo antes mencionado y se enfrentaron a las tropas del Rey que venían a abolirlos. Tras una larga y sangrienta lucha, en la que cientos de templarios y un número considerable de soldados del Rey dejaron su vida en ella, los templarios fueron vencidos y hechos presos. Y, según cuentan los crónicas históricas que se han venido manifestando de boca en boca, más de cincuenta templarios fueron degollados al pie de la torre principal, dejando allí la sangre, que corría monte abajo como un torrente desbordado, como prueba de su insubordinación. Todas las pertenencias de estos caballeros pasaron a la Corona. Desde entonces, y debido a este incidente que nunca ha sido olvidado, la torre principal de este castillo pasó a ser conocido como «LA TORRE SANGRIENTA».

Tras la disolución, muerte y condena de los caballeros templarios, esta ciudad paso a manos de la Orden de Santiago, que comenzaron a llamarla, ya no en latín, sino en romance castellano: «Jerez de los Caballeros». Y desde ese momento en adelante, estos caballeros, aprovechándose del trabajo que durante 77 años habían efectuado en pro del enriquecimiento y engrandecimiento de esta villa los caballeros templarios, la convirtieron en uno de los centros más importantes de aquella región.

Convertida en Cabeza de Partido santiaguista, en igualdad con Mérida y Llerena, en 1525 recibió de Carlos I el título de Ciudad, rango que en esa época tan sólo detentaban en la Baja Extremadura, Badajoz y Mérida.

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