EL FIN DEL MUNDO

A consecuencia del último descubrimiento del físico solar David Hathaway, han vuelto a proliferar los anuncios sobre el fin del mundo. Desde el año 1998, este persistente físico solar ha estado mirando el sol todos los días y siempre estuvo advirtiendo en él manchas solares. Pero ocurrió que don David fue a asomarse a su potente telescopio el día 28 de enero, y se llevó una gran sorpresa. El sol estaba limpio, las manchas que desde el principio de los tiempos siempre habían estado allí, habían desaparecido. Preguntado don David a qué se podía deber tal extrañeza, dijo: «Esto es una señal de que el mínimo solar está próximo, y más cerca de lo que pensamos». En el Apocalipsis de Juan, se puede leer lo siguiente: «Y vi cuando abrió el sexto sello que sobrevino un terremoto y el SOL se tornó como saco tejido de crin...» Fundamentándose en la señal que este texto nos revela, los defensores del fin del mundo han comenzado a recomendar que vayamos preparando nuestras pecadoras almas.

Desde hace ya muchos, muchísimos años, escritores sagrados, videntes, médicos, santos, profetas, astrólogos..., basándose unos en los libros proféticos; otros, en los evangelios y otros, en diversos escritos, apariciones y prodigios, nos han ido explicando pormenorizadamente cómo y cuándo se cumplirá la promesa del fin del mundo.

Yo, no es que no crea en tal advenimiento, no; ¡Dios me libre! Lo que ocurre es que yo creo que hay otras teorías en donde podemos basarnos para vaticinar el fin del mundo. Estas teorías son las siguientes: hay una afirmación que está muy presente en la conciencia teológica que dice que el mundo procede de Dios como mundo para acabar, y como tal es entregado al hombre. El Vaticano II, insinúa, reforzando esta afirmación, «que la diferencia entre la condición creatural del mundo y la del hombre es que éste ha sido creado para gobernar aquél y orientarlo al fin requerido por Dios».

Si el fin requerido por Dios, según estas afirmaciones, es el mundo por acabar, o sea, el fin del mundo..., ¿acaso no se puede afirmar, como ya hicieron los anteriores vaticinadores, que el mundo ha sido entregado al hombre para que éste lo oriente hacia el fin requerido, o sea, al fin del mundo..., a su destrucción total? No sé si esta señal será tan válida como las otras, pero, en fin..., a las pruebas me remito.

 

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