CRÍA CABALLAR EN LA ORDEN DEL TEMPLO
Los conventos de la Orden que tengan lugar para ello deberán poseer un espacio dedicado a la remonta con personal entendido en la cría, doma y cruce del caballo. Estos establecimientos tendrán como objeto adquirir de los ganaderos y criadores los potros de dos a tres años necesarios para cubrir los servicios propios del ganado de silla perteneciente a la Orden. En estos establecimientos serán recriados los potros adquiridos y cruzados para obtener diferentes razas y tipos con el fin de mejorar las condiciones de los caballos de silla de nuestra milicia y crear, además, variedades propias para la carrera y dóciles y fuertes para la batalla…
Archivo diocesano de la Catedral de Notre Dame. París. Libro 12, páginas 19-21. Armario 2.
NOTA. Los caballos de carrera se utilizaban para las patrullas que iban en avanzadilla con órdenes de localizar al enemigo. En caso de ser descubiertos, regresaban a galope tendido, sin ser nunca alcanzados; los dóciles y fuertes, aguantaban las embestidas y no se asustaban en el apretado fragor de la batalla. Estaban preparados para, cuando su jinete se lo mandaba con una señal determinada, dar fuertes patadas con las patas traseras. De esta forma el caballero siempre estaba protegido de la infantería enemiga que solía esconderse detrás de los caballos para atacar por la espalda, por sorpresa y sin ser vistos.