¿De dónde proviene la palabra Monje-Guerrero? ¿Quién la inventó?
Apreciado
amigo Jaime:
La palabras monje o guerrero no tuvieron que ser inventadas por nadie.
El
monje, aunque hoy haya pasado a ser un término eminentemente religioso,
mucho antes de que naciera Jesús de Nazaret, ya existían por los desiertos,
unos hombres que se dedicaban a vivir en la más completa soledad. Estos hombres
eran conocidos con la palabra latina «monachus», o sea MONJES, de
donde ha derivado la palabra: «monachorum», o sea MONACATO. Las
religiones cristianas y otras de igual índole, es decir todas aquellas que
viven recluidas en Monasterios, tomaron el nombre de MONJE para que de esta
forma fuesen conocidos sus moradores. De ahí que cuando en la Edad Media oíamos
hablar de la «Dominiciatis ordini», supiéramos que estaban mencionando a la
Orden de los dominicos, si a la «Benedictini ordini», a la Orden de los
benedictinos, si a la «Templi ordinis», a la Orden del Templo..., y así
sucesivamente.
Lo
mismo podemos decir de la palabra Guerrero. Ésta es tan antigua como el
mismo hombre, pues al ser el hombre territorial y defensor de su tribu, tuvo
que elegir de entre los mejores hombres del clan para que pasaran a ser
defensores de sus propiedades. Eran los soldados. En latín son llamados
«Bellicus» o «miles».
Tengo
que decirte que el término por el cual tu te interesas, el de MONJE-GUERRERO,
aunque existía y se podía construir ortográficamente correcto en la Edad Media,
nadie lo hizo nunca. Yo he estado más de treinta años traduciendo documentos
templarios, y sigo traduciéndolos, y nunca encontré este término. Fueron
escritores e investigadores del siglo XVIII quienes comenzaron a nombrarlos así
para dar un poco más de realce a sus personas y para hacer la lectura más
poética. En la Edad Media, y en tiempos del auge de las órdenes militares,
estos caballeros que vivían en conventos y hacían votos de defender con su
espada a Nuestro Señor Jesucristo y a la religión cristiana, eran llamados
freyles para que fueren, precisamente, distinguidos de los frailes. Si te tomas
la molestia de consultar un diccionario, podrás observar en él que FRAILE es el
nombre que se le da a los religiosos de órdenes monacales que están ligados por
votos solemnes; y que FREYRE, FREIRE, O FREILE, es el nombre que recibe el que profesa en una orden militar.
En
fin, no sé si habré contestado correctamente a tu pregunta, si no es así ya
sabes donde encontrarme.
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Apreciada
amiga Susana:
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Apreciado amigo Gregorio:
En
mi página Web https://www.agalera.es/ordenesmilitares.htm
doy información de todas las órdenes militares y religiosas que existieron en
el mundo. Entre ellas se encuentra La Orden del Águila Roja, que es la que ha
motivado tu pregunta.
Fue
también conocida como la orden de la Sinceridad y de Brandeburgo, por figurar
en su divisa el escudo de armas de esta casa.
Hasta
el año 1712 no quedó definitivamente instituida y sufrió varias alteraciones
sobre todo en su reglamento, una en el año 1734, otra en el año 1759, otra en
el año 1777 y la última y definitiva en el año 1791. Según un manifiesto del
rey de Prusia Federico Guillermo II, de 12 de junio de 1792, se declaró éste
gran maestre y la puso en categoría la primera, después de la Orden del Águila
negra.
En
sus primeros tiempos no se reconocía otro rango que el de caballeros, pero en
1810, se dividió esta orden en tres clases, a las que se añadió la cuarta el
día 18 de enero de 1830
Esta
Orden todavía existía como tal en el siglo XX, ya que el día 22 de enero de
1932 sufrió su reglamento una nueva modificación.
Más
tarde perdió su carácter militar y fue destinada esta a recompensar el mérito
y los servicios prestados a la patria.
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Apreciado Dr. Mario Quintanilla. Sobre la pregunta que usted me hace, debo de decirle que
sobre la secta de los Asesinos se ha escrito mucho, pero nadie ha dado todavía las
fuentes documentales de donde sacaron la información. Lo único que se sabe
históricamente de este grupo y de la amistad que les unía a los templarios es
lo siguiente
Fuentes
documentales: Extracto sacado de la Carta que Robert
de Croan escribe al abad de Claraval Bernardo. Archivo Histórico Provincial de
París. Armario 12. Libro 4. Carta número 32. ...Como
a unos noventa y cinco kilómetros de Qazvin, mirando hacia el norte, existe una
cadena de montañas bautizadas bajo el nombre de los montes de Elburz que por su
soledad producen espanto entre los viajeros que se atreven a cruzarlas. Observará usted, mi
apreciado Dr., que quien escribe esta
carta, Robert de Croan, es uno de los nueve fundadores de la Orden del
Temple y, quien es mencionada en ella, Rosal de Berard, también. Exactamente
siete meses de haber sido escrita esta carta, los nueve caballeros fundaron la
Orden de los Pobres Compañeros de Cristo.
En el pico de la más alta de estas montañas, conocido como
«el nido del águila», desde el cual se puede observar a lo lejos el lago salado
más grande del mundo, distinguido con el nombre de mar Caspio, existe una
fortaleza que da albergue a una secta musulmana que es conocido en todo el
territorio como los «hassasin», palabra árabe que quiere decir «los bebederos
de hasis», una preparación narcótica sacada de las hojas del cáñamo. Los
individuos que integran esta secta religiosa, hacen voto, el mismo día que formalizan
su ingreso, de matar a quien su jefe les ordene.
«El Viejo de la Montaña», que con este extraño apodo es
conocido el jefe de tan extraña secta religiosa, cuyo nombre propio es Assan
al-Sabbah, vive escondido en su edificio y sus discípulos se encargan de correr
montes y llanos con la misión de aligerar de peso a quienes encuentran en su
territorio. De vez en cuando, y a manera de diversión, cortan también el cuello
a quienes no les caen bien.
Sólo hay una persona en todo aquel territorio que los miembros
de la secta respetan y ayudan por la labor piadosa que esta llevando a cabo
en aquellos inhóspitos montes. Es éste un caballero francés llamado Rosal de
Berard, que desde hace unos cuatro años se dedica a recoger niños árabes que
quedan huérfanos por todo aquel territorio para darle albergue, educación y
comida. Y, más tarde, cuando la ocasión se le presenta, buscarle, entre las
personas que frecuentan los caminos transitables, familias que quieran
adoptarlos...